Cánticos en la noche
Por Pastor Jerry Alway
Eliú era un hombre sabio. Él dijo que cuando los hombres son atribulados y probados, muchas veces piensan en sus pruebas y buscan liberación en cualquier lugar, pero no dicen:
“¿Dónde está Dios mi Hacedor, que da cánticos en la noche?”.
Mientras buscan alguna posible respuesta, no miran hacia Dios, que es el único que tiene la respuesta. El sol brilla de día para que se realicen labores. Luego, como un manto, viene la noche a cubrir la tierra. En lo natural, la noche es una gran bendición, ya que es dada para que los hombres podamos descansar.
Las horas nocturnas son buenas por varias razones; una es para que en ella podamos aprender a cantar. Hay noches de dolor, noches de prueba, noches de escasez, angustia y dificultades. “Pero bendito sea Jehová, quien nos da cánticos en la noche”.
¿Quién es el autor de los cánticos en la noche?
El autor de los cánticos de la noche es Dios mismo, el dador de todo. Cualquiera puede entonar un cántico durante el día, cuando es bendecido y todo marcha bien; es fácil cantar durante el día cuando la cosecha es grande, cuando el sol alumbra y los pajarillos cantan.
Pero intentar cantar en la noche no es tan fácil. Al estar enfermos y confinados por las tinieblas que nos rodean, al caminar por un valle profundo y oscuro, es Dios el único que puede darnos un cántico en la noche, ya que no está en la capacidad humana cantar en las noches de pruebas, al pasar por experiencias oscuras.
El cántico en la noche no es cantar acerca de las circunstancias; el canto es acerca de Dios, ¡porque solo Él puede inspirarlo! Es fácil cantar con gozo y gratitud acerca de todo lo que está bien; pero cuando no todo está bien, se canta únicamente acerca de Dios, porque Él se convierte en nuestra única esperanza.
Cuando la cisterna está llena y los graneros rebosan, la expresión es, ¡oh, gloria a Dios! Pero en la noche, cuando las tinieblas parecieran esconder el rostro del Señor, y no se siente el gozo a causa de las circunstancias, Él nos da un cántico, un cántico diferente, un cántico dedicado a Él.
¡El cántico en la noche dado por Dios, es la melodía verdadera del corazón que presiona hacia la perfección! Cuando se canta en la noche, se canta acerca de la dulzura, la compasión y la gloria del Señor.
Para entonar una melodía no es necesario sentir alegría; solo se necesita recibir el cántico del Hacedor. Él es quien compone los cánticos de la noche, y nos concede la letra y la melodía.
La experiencia nocturna es para recordar lo que Dios ha hecho
Cualquiera que pasa en medio de una experiencia oscura necesita recordar las bendiciones recibidas y la forma en que Dios se ha manifestado en lo íntimo. Es importante recordar los tiempos de gozo en su presencia y todas sus bendiciones, lo que nos lleva a pensar que Él siempre ha estado allí.
El Salmo 77:6 dice: “Me acordaba de mis cánticos de noche; meditaba en mi corazón, y mi espíritu inquiría.”
Es bueno aprender a cantar en las noches oscuras acerca de las muchas cosas que el Señor ha hecho en nuestra vida. ¡Él no ha cambiado, porque Él es Dios! Por culpa de la noche, ¿olvidaremos todo lo que Él ha hecho, sabiendo que no se aparta de nosotros en ningún momento y en ningún paso del camino?
También es necesario pensar en los tiempos y momentos cuando el alma desesperada estaba abatida, el cuerpo desgastado, y la mente confundida; pero que Él estaba allí cuando a nadie más podíamos encontrar. Si repasamos las páginas de nuestro diario, encontraremos que su gozo se derramó en medio de las penas, en las alturas y en las profundidades. Basta con recordar la bondad del Señor, aunque no hay que detenerse allí; recordemos su bondad la semana pasada, el año pasado, su bondad todos los años de nuestra vida. ¡Empecemos a cantar un pequeño cántico acerca de esas bondades, sin olvidar ninguno de sus beneficios!
Cantar para el día que ha de venir
Si no se poseen fuerzas para cantar acerca de lo que Él ha hecho, entonces es necesario cantar de lo que Él hará en el futuro. Hay que cantar de las bendiciones del día que ha de venir.
Isaías 40:5 dice: “Y se manifestará la gloria de Jehová, y toda carne juntamente la verá; porque la boca de Jehová ha hablado.”
La gloria de Jehová será revelada, y la tierra será llena del conocimiento de Jehová. ¡Entonces, hay algo por qué cantar! Cantar acerca de lo que va a suceder muy pronto, es suficiente para poder cantar en la oscuridad de la noche.
Pablo dice: “Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.”
También declara: “Porque sabemos que si nuestra morada terrestre, este tabernáculo, se deshiciere, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha de manos, eterna en los cielos.” 2 Corintios 5:1.
El cántico en la noche debería relacionarse con las cosas que Dios ha hablado, ¡porque toda palabra de su boca se cumplirá!
Canta acerca de lo que Él ya está haciendo
Es bueno cantar acerca de lo que Dios está haciendo en el presente. A pesar de que en este momento sea de noche, podemos cantar acerca de la presencia de Dios.
A veces no se siente su presencia, pero Él está allí y nunca nos abandona ni desampara. El Señor no cambia su parecer en cuanto a sus hijos; no, ni siquiera por un instante. La realidad de su presencia es suficiente para que se produzca el cántico. Su amor no fluye como las mareas de los océanos que van y vienen; sino como el río caudaloso que siempre está fluyendo.
El Salmo 139:12 declara: “Aun las tinieblas no encubren de ti, y la noche resplandece como el día; lo mismo te son las tinieblas que la luz”. Para Dios, el día y la noche son lo mismo.
Canta por lo que Él es
El Salmo 59:16-17 dice: “Pero yo cantaré de tu poder, y alabaré de mañana tu misericordia; porque has sido mi amparo y refugio en el día de mi angustia. Fortaleza mía, a ti cantaré; porque eres, oh Dios, mi refugio, el Dios de mi misericordia.”
Si el Todopoderoso es Dios, entonces, ¿por qué no habríamos de cantar? Pablo y Silas cantaron en una noche oscura y dolorosa: “Después de haberles azotado mucho, los echaron en la cárcel, mandando al carcelero que los guardase con seguridad. El cual, recibido este mandato, los metió en el calabozo de más adentro, y les aseguró los pies en el cepo. Pero a medianoche, orando Pablo y Silas, cantaban himnos a Dios; y los presos los oían. Entonces sobrevino de repente un gran terremoto, de tal manera que los cimientos de la cárcel se sacudían; y al instante se abrieron todas las puertas, y las cadenas de todos se soltaron”. Hechos 16:23-26.
Éxodo 15:2 proclama: “Jehová es mi fortaleza y mi cántico.”
Probablemente, el cántico de Pablo y Silas no era claro ni bello pues los habían azotado muchas veces y estaban apresados en cepos. Ellos estaban ensangrentados y quebrantados, pero a la mitad de la noche se escucharon dos voces adustas cantando. ¿Era su cántico esa noche de regocijo por las circunstancias, o era un cántico relacionado con su Dios? ¡Seguramente era un cántico saturado de palabras acerca del amor de Dios por ellos; de su misericordia y benignidad al haberlos mantenido con vida; y de su poder, que era suficiente para liberarlos!
Jesús también cantó en la noche más negra de su vida. Esto es mencionado en Mateo 26:30: “Y cuando hubieron cantado el himno, salieron al monte de los Olivos.”
Cantar ese himno en el aposento alto no era solamente una buena idea; era exactamente lo que el Padre quería que Jesús y sus discípulos hicieran. El Padre quería que ellos cantaran en la noche de la traición. También es su voluntad que todos cantemos al pasar por las pruebas grandes y pequeñas.
Cantar hace que la noche sea más fácil de llevar
Cuando cantamos, la mente se mantiene ocupada. La peor batalla se libra en la mente. En los tiempos oscuros llegan a la mente pensamientos que no vienen de Dios; pero cantar puede hacer que todo vuelva a ser puesto en su perspectiva correcta otra vez. En la noche de las pruebas es mejor cantar que pensar.
Cantar lleva gozo y alegría a los demás
¿Cuántas veces hemos oído que alguien canta, y nuestro corazón es elevado y empieza a cantar también? ¡Pero es más conmovedor aún oír que alguien canta, cuando sabemos que está pasando por un tiempo oscuro y difícil!
El cabo William Shurts, del Quinto Regimiento de la Marina Norteamericana, fue un hombre que aprendió a cantar en los tiempos oscuros de la noche. El cantaba frecuentemente en las trincheras de Corea, lo que producía alegría a los soldados a su alrededor.
Un día murió en una colina de las colinas de Corea. Sus compañeros soldados dijeron de él: “Con su cántico trajo a Dios a la línea de batalla”. Un soldado dijo: “Con el cabo William cerca, la noche oscura no era tan oscura.” ¡El canto trae gozo a otros en los momentos oscuros de la noche!
Hay personas en el mundo que no necesitan oír verdades; no necesitan que se les diga que la Biblia es la Palabra de Dios. ¡Necesitan oír un cántico! El evangelio ha ganado muy poco terreno con discusiones y argumentos. Cantar provee una evidencia externa de la verdad. El cántico significará más para el oyente quebrantado, que otros actos cristianos.
Romanos 15:9 muestra la importancia de cantar entre aquellos que no conocen a Dios: “Y para que los gentiles glorifiquen a Dios por su misericordia, como está escrito: Por tanto, yo te confesaré entre los gentiles, y cantaré a tu nombre.”
Hoy es raro oír a alguien cantar una melodía dulce, especialmente en medio de tanta música rock, además del ruido del medio ambiente y de las malas noticias del día.
Cantar enseña y amonesta a otros
Colosenses 3:16, exclama: “La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales”.
Cantar para beneficio de sí mismo
Efesios 5:18-19, nos exhorta así: “No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu, hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones.”
Aun cuando no tengamos deseos de cantar, es necesario hacer lo que David hacía a favor de sí mismo porque tenía su corazón fijo en Dios: “Pronto está mi corazón, oh Dios, mi corazón está dispuesto; cantaré…” Salmos 57:7.
Antes de pedirle al Señor que lo librara de la tribulación, él declara que primero cantará. La Biblia dice que los montes, los valles, y los árboles, cantan. ¿No cantarás tú?